A veces la memoria se nos pierde y,
no recordamos de quienes somos
progenie, de donde son nuestras raíces,
será de verdad que se pierde o es que
queremos olvidar la humildad de nuestro
origen, como nos hacemos a nosotros
mismos viviendo imposibles.
Para quien siempre dispuso de todo aquello
que quiso, esto puede parecer un cuento,
una fantasía de alguien que inventa su vida,
mirando al cielo cada día y pidiendo que se
mejore todo para los hombres.
Que se acaben de una vez, las disputas por
La tierra, de que esta tierra es mía y tú no
puedes hablar otra lengua, que no sea la
que yo diga, la que hace tiempo te impusiera
que si la frontera de un país, es más cerca
o más lejos y, no nos damos cuenta que la
gente pasa hambre, necesidades primeras
que no tiene para vestirse, ni tan siquiera
vivienda, la sanidad en espera y la familia
haciendo dieta para pagar los impuestos,
que políticos desde sus despachos quieran
que no conocen la calle, ni conocen de la
ciudadanía los problemas, pues obedecen
los criterios de quienes tienen de sobras,
de los que no aman ni gente ni tierra.
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